sábado, 29 de noviembre de 2014

EL ACADEMICISMO REPUBLICANO (1811-1876)

Ya iniciado el periodo de la guerra de Independencia en 1810, muchas de las construcciones programadas por la administración virreinal fueron detenidas y muchos otros proyectos jamás fueron tomados en cuanta. Es así, como la Real Academia de San Carlos entra en un periodo de debilidad  tras la muerte de Manuel Tolsá y la extinción de los recursos económicos que hasta ese entonces habían sido apoyados por las rentas reales. Posteriormente, en el periodo presidencial de Antonio López de Santa Anna se reanuda nuevamente el proyecto de la Academia de Bellas Artes, y es así que el conservadurismo característico de este periodo presidencial, encuentra en el neoclásico europeo un programa artístico  que lleve a la reafirmación  cultural.“ La Academia fue reorganizada por decreto del 2 de octubre de 1843 e iniciadas las clases bajo nuevos lineamientos el 6 de enero de 1847”.

Es así, como el patronato de la Academia de San Carlos decidió contratar al arquitecto y arqueólogo italiano Francisco Javier Cavallari como director de arquitectura de la misma quien asumió el cargo en 1857. Cavallari introdujo una serie de cambios en la academia, uno de ellos fue el  hecho de juntar la carrera de arquitectura con la de ingeniería civil, programa que se cursaría en siete años  y donde los profesionales obtendrían ambos títulos tanto el de ingeniero como el de arquitecto, también se introdujo el historicismo, modalidad estilística  que va muy en contra del neoclásico. Ya en este punto, en la academia no solo se estudiaba a los grandes maestros de la época clásica tales como Vitrubio,  sino que también  se introdujeron otras materias como la geometría y dibujo de motea,  los cuales permitían  a los alumnos salir un poco más de los estándares y cánones clásicos, dando más libertad a los artistas creadores. De esta manera,  el apogeo del Neoclásico en México sufre grandes golpes “llevándolo a su casi total apartamiento de los repertorios utilizados por los arquitectos”, sin embargo, el neoclásico se mantuvo latente y reapareció eventualmente en los últimos periodos del siglo XIX.

Como característica particular de este periodo, el dibujo pasa a ser una disciplina rigurosa ya ensayada en la primera etapa de la academia adquiriendo cada vez mayor importancia dentro de los programas didácticos.  A su vez, en este periodo se dio la expedición de las leyes de desamortización de los bienes eclesiásticos (1856) y la nacionalización de los mismos (1861) lo cual repercutió favorablemente en el mercado de trabajo del arquitecto.

Palacio municipal (antes diputación) hacia 1873 con el zócalo arbolado y lamparas de combustiblr

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