miércoles, 10 de diciembre de 2014

FRANCISCO DE GOYA

    Nació en 1746 en Fuendetodos. Sintió, ya de niño la afición por el dibujo y aprendió en el taller del oscuro pintor José Luzán., Se casó con la hermana del pintor Francisco Bayeu y fue discípulo suyo.


    En su juventud viajó a Italia y pronto se traslada a Madrid como pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices. De ahí ascendió hasta el triunfo total: ser pintor real y miembro de la Academia de San Fernando y retratista de la nobleza. Después, la Guerra de la Independencia marcó su obra. Deambuló entre su patriotismo antifrancés y sus ideas liberales profrancesas y en la última etapa de su vida su obra fue distinta y amarga. Se desterró voluntariamente a Burdeos y allí murió en 1828.

Autorretrato

Primer periodo: 1762-1775.

    Goya llega a Madrid donde cuenta con los académicos de San Fernando, especialmente con Mengs y Bayeú, cuya influencia se dejó notar en su obra, de gusto clasicista y académico de pincelada viva y densa. Tras su viaje a Italia muestra una temprana tendencia hacia el realismo popular y caricaturesco: Bóveda de la Basílica del Pilar de Zaragoza.

Detalle de la bóveda

Panorámica de la bóveda

Segundo periodo: 1775-1792.

    Vuelve a Madrid y empieza a trabajar en la Real Fábrica de Tapices a las órdenes de Mengs. Allí no pudo desarrollar su propia personalidad porque la temática de carácter costumbrista le venía impuesta. 

    Sin embargo, en este campo desarrolló su depurada técnica. Refleja una visión fresca, agradable y sonriente de la vida popular: El quitasol, La gallina ciega o El columpio, todos ellos resueltos con una gran ligereza en la ejecución y un vivo colorido. 

el quintasol

La gallina ciega

El columpio

De Velázquez aprendió ahora el juego de las luces y los efectos atmosféricos. En 1781 rompe con Bayeu y empieza su larga lista de retratos cortesanos: reyes, aristócratas, intelectuales, artistas, etc.

Condesa de Chinchon


Señora Berm Senz Kepmesa

Doña Isabel de Porcel

Tercer periodo: 1792-1808.

  Empieza ahora su sordera progresiva y que le marcará siempre su vida interior convirtiéndole en un ser fantástico y visionario. Además se vió agitado por las nuevas ideas que recorrían Europa y que le llevan hacia una actitud progresista, ultrailustrada y de crítica social. De esta época son los Caprichos (1799) serie de grabados donde refleja lacras sociales y una personalidad atormentada.




Las brujas


    Paralelamente pinta una serie de cuadros (no encargados sino por gusto) como El Incendio, El Naufragio, La casa de locos, donde el capricho y la invención no tienen límites y donde la masa anónima y el dramatismo son los protagonistas. Pero continua a la vez su faceta oficial, retratos de cortesanos y muy en especial de todos sus amigos, grandes figuras del pensamiento ilustrado: Moratín, Jovellanos, el Conde de Floridablanca. Es en esta época cuando pinta la Familia de Carlos IV donde revela de modo realista e irónico las dudosas cualidades morales y la vulgaridad humana de los retratados.

Un incendio

La casa de locos

Jovellanos

Familia de Carlos IV


   Continúa en este periodo haciendo también pintura religiosa como pretexto para representar al pueblo sin tener que sujetarse a dogmas, como en los frescos de San Antonio de la Florida. En 1801 pinta las dos Majas (quizás encargadas por Godoy), de técnica y formas refinadas y elegantes, en un juego de curvas, luces y sombras. Aquí se nos muestra al Goya sensual, cortesano y esta vez enamorado.

La maja vestida

La maja desnuda

Cuarto periodo: 1808-1828.  

    Este periodo marcará la obra de Goya definitivamente. Fernando VI renuncia al trono español en favor de José de Bonaparte de quien también será pintor de cámara, y los franceses entran en territorio español. Goya, por un lado, se muestra esperanzado por los aires renovadores que vienen de Francia (por ejemplo la Constitución de 1812) pero también se muestra contrario sin dudarlo a la ocupación francesa y a los desastres de la guerra. Ahora pinta cuadros históricos, verdaderos fotogramas de una contienda como La lucha con los mamelucos y los Fusilamientos de la Moncloa, los dos pertenecientes a los desastres de la guerra.

Lucha de los mamelucos

Fusilamiento en Moncloa

    Son lienzos narrativos, agrestes; parte del monólogo de un hombre sordo y cansado, que durante la última parte de su vida proyectó en el populacho, hambriento y maltratado, sus visiones de miedo y esperanza.

    En los Fusilamientos predomina la sencillez técnica, la concepción formal y el patetismo en las expresiones (su progresivo expresionismo se hará patente en la serie de "Pinturas negras”). Para Goya la luz es positiva, como la luz que ilumina la razón en el pensamiento ilustrado y por eso la luz recae en las figuras que van a ser fusiladas mientras que sus verdugos permanecen en la sombra.

    A partir de 1819 se retiró a la Quinta del Sordo, una casa a orillas del Manzanares que decoró con sus propios cuadros: todos pinturas negras como Saturno devorando a su hijo, El aquelarre, Lucha a garrotazos, La romería de San Isidro o El coloso del miedo, pinturas que son verdaderos precedentes del expresionismo y del surrealismo. A través de su denso ambiente, su atmósfera oscura, su gama cromática de tonos oscuros y su concepto espacial intangible, se crea una fuerte tensión psicológica, expresión de su lucha interna, de su mundo silencioso, de ideas liberales fracasadas, de un ambiente por fin romántico y decrépito.

pelea a garrotazos

El aquelarre

Romería de San Isidro

El coloso del miedo
Saturno devorando a su hijo

  Al haberse mostrado partidario de la Constitución de 1812 y temiendo por la represión absolutista de Fernando VII, en 1824, tras la experiencia del Trienio Liberal, huyó a Francia afincándose en Burdeos donde todavía pintó algunas obras como la Anciana comiendo de un plato y la Lechera de Burdeos, lienzo que supuso un verdadero anticipo del Impresionismo. Murió cuatro años después.

Anciana comiendo de un alto

La lechera de burdeos









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